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Brecha digital: factor de desigualdad social, cultural y económica

Por TP-Link España

El mundo avanza a velocidades vertiginosas. Uno de los campos que más se ha desarrollado en las últimas décadas ha sido, sin duda, la tecnología, ofreciendo enormes beneficios a la humanidad: conectividad entre las personas y desde cualquier punto del mundo, acceso a la información, creación de nuevos empleos, nueva vía de aprendizaje, etc. Sin embargo, la digitalización no ha llegado a todos por igual. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), casi la mitad de los habitantes del planeta -alrededor de 3.600 millones de personas- no tienen acceso a la red.

Esta desigualdad en el acceso, uso e impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) entre grupos sociales, conocida como brecha digital, afecta al 52 % de las mujeres y al 42 % de los hombres del mundo; y supone una forma más de pobreza y exclusión, pues acentúa las desigualdades socioeconómicas y culturales existentes, bien por la falta de recursos económicos para hacer uso de esa tecnología, bien por una infraestructura de telecomunicaciones deficitaria o por los conocimientos digitales de la sociedad.

Existen 3 tipos diferentes de brecha digital atendiendo a sus causas:

  • Brecha de acceso. Hace referencia a las posibilidades que tienen las personas para acceder a la tecnología. Las diferencias socioeconómicas son un punto de inflexión entre personas y también entre países, pues desarrollar una buena infraestructura de TIC requiere de inversión costosa que muchas regiones menos desarrolladas y zonas rurales no pueden asumir.
  • Brecha de uso. La falta de habilidades y competencias digitales son las que dificultan el uso de la tecnología. La UIT señala que hay 40 países en los que más de la mitad de sus habitantes carecen de conocimientos básicos. A mayores dificultades para acceder al mundo digital, menores conocimientos y competencias se tienen sobre su uso.
  • Brecha de calidad de uso. Este tipo de brecha hace referencia a situaciones en las que se poseen las competencias digitales para manejar Internet, pero no los conocimientos para hacer un buen eso de estas herramientas y sacar así un mayor provecho de la información y servicios que encontramos en Internet. Según un informe de la UGT elaborado en 2020, un 70% de los españoles tiene un conocimiento básico o incluso menor del funcionamiento o manejo de las TIC.

En cuanto a las consecuencias de la brecha digital destacan:

  • Incomunicación

El acceso a internet es más necesario que nunca. La comunicación es cada vez más digital, por lo que aquellas zonas a las que no llega de manera adecuada Internet -zonas remotas o áreas rurales- acaban incomunicadas y sus habitantes, aislados. En zonas urbanas, por el contrario, por el uso excesivo de las TIC y la dependencia hacia ellas se puede dar otro tipo de asilamiento, el social.  

  • Desigualdades sociales

La brecha digital es uno de los elementos que más acentúan las ya existentes diferencias sociales asociadas al nivel socioeconómico, el género, la etnia, la religión, etc. El “analfabetismo digital” puede ser un hándicap para la integración de las personas en la sociedad, pudiendo generar un sentimiento de rechazo en el ámbito social o laboral de aquellas personas que no cuentan con los conocimientos digitales que se presupone han de tener. Es por eso que el acceso limitado a las TIC o la falta de nociones básicas digitales puede suponer una barrera al desarrollo personal y/o profesional. Especialmente en el ámbito laboral, aquellas personas con conocimientos digitales limitados tendrán más dificultades para encontrar un trabajo de calidad o menos oportunidades para progresar, lo que repercute negativamente en la economía de las personas.

  • Diferencias económicas

Si una persona no puede hacer uso de Internet o de la tecnología por una causa económica o falta de recursos, esta brecha digital por asequibilidad. La globalización resalta las diferencias económicas entre las regiones, pues para muchos millones de personas en el mundo la adquisición de un smartphone, ordenador, Tablet o cualquier otro dispositivo tecnológico supone un desembolso importante de dinero. Asimismo, los hogares con mayores ingresos pueden disfrutar de una conexión de banda ancha fija, mientras que aquellos con rentas más bajas tienden a un mayor acceso solo en dispositivos móviles.

  • Barreras al estudio y el conocimiento

Durante la pandemia, muchos niños y niñas se vieron obligados a seguir las clases de forma online desde sus casas cuando los centros y las aulas cerraron. Ordenadores, móviles y tablets fueron, durante mucho tiempo, las herramientas básicas para estudiar y seguir el curso escolar. En España, alrededor de 100.000 hogares con niños no disponen de conectividad, lo que dificultó su correcta educación. Asimismo, en zonas rurales o áreas marginadas, con escaso o nulo acceso a herramientas digitales, la brecha digital se acentúa, mermando, por un lado, el derecho a la educación de niños y niñas, y, por otro, su aprendizaje.

  • Diferencias generacionales

La capacidad de adaptación al uso de Internet no es la misma entre las distintas generaciones. Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares realizada por el INE en 2021, un 20,6% de los mayores de 74 años hacen uso diario de Internet y un 7% ha comprado online en los últimos tres meses. Entre las actividades online realizadas destacan el uso de aplicaciones como WhatsApp, hacer videollamadas o leer la prensa. Sin embargo, que utilicen la red o apps no significa que tengan las habilidades digitales necesarias para ello, ya que, según los datos extraídos de Eurostat, solo el 6,5% de los mayores de 65 años cuenta con esos conocimientos.

 

Cómo cerrar esa brecha digital

Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Objetivo 9 (Industria, innovación e infraestructura) aboga por reducir la brecha digital y garantizar el acceso igualitario a la información y el conocimiento que se transmite por las redes.

Esto solo es posible si se abordan los problemas socioeconómicos y culturales de base que tiene la sociedad. Es decir, reduciendo la pobreza, mejorando los niveles de educación y proveyendo de una infraestructura eficiente, entre otros.

Para favorecer la inclusión digital es necesario proveer de un servicio de Internet asequible y con buen ancho de banda, así como de un soporte técnico de calidad, además de facilitar el acceso a dispositivos con conexión a internet.

Aunque queda mucho camino por recorrer para reducir la brecha digital a nivel mundial y avanzar hacia una prosperidad económica y social, se van dando pasos en ese sentido. Muestra de ello son las numerosas iniciativas enfocadas a facilitar el acceso a la tecnología. Algunas de las más importantes son:

  • Programas de alfabetización digital. Especialmente destinadas a habitantes de zonas menos favorecidas, se imparten cursos para aprender a hacer uso de internet.
  • Free Basics. Facebook, junto a otras compañías tecnológicas, impulsa esta iniciativa a través de la cual pretende facilitar el acceso gratutio a webs mediante una app.
  • A4AI. O lo que es lo mismo, Alianza para un Internet Asequible. Este proyecto, liderado por una coalición internacional de gobiernos, empresas y sociedad civil, tiene como objetivo abaratar el coste de la banda ancha en zonas concretas y menos desarrolladas tecnológicamente hablando.
  • Starlink. Elon Musk lidera este proyecto por el que se lanzan satélites al espacio con la finalidad de ofrecer Internet de alta velocidad y una cobertura global a precios asequibles.

TP-Link España

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